Por: Marisol Ibarra C.
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La vida de Lucía cambia abruptamente a la edad de siete años, cuando sus padres se separan. No es fácil para ella entender que las actividades de a tres se limitarán a hechos de a dos, ella con su madre o ella con su padre. Así la niña comienza un proceso de aprendizaje, que bien puede servir de guía a grandes y peques que pasan por esta situación.
Cinco años más tarde, Lucía hace un paralelo entre los siete y doce años. Anécdotas de domingo, en los que papá iba a buscarla. Papá llevándola de paseo, papá discutiendo con mamá por pequeñas cosas que ella veía tan simples. El libro se torna aún más interesante cuando su padre alquila un departamento y la lleva hasta allá por primera vez. Dividir su ropero entre dos casas no es fácil. Se suman a esto anécdotas como dormir sobre un colchón mojado y las reflexiones de un papá, tal vez lo más interesante del libro bajo mi punto de vista, que nos hacen reír, emocionar y llegar a esa delicada línea de equilibrio en la cual se aprende a vivir feliz con los recuerdos de lo que algún día fue y una nueva experiencia con personajes que se van sumando al mundo de Lucía.
En un mercado editorial lleno de títulos que hablan de cómo una mujer puede superar un divorcio, se agradecen este tipo de novelas en que se abordan las otras miradas, las de una hija y un padre. Al menos yo poco me había cuestionado al respecto. Espero lo disfruten
Editorial: Norma. Colección Torre de Papel Amarilla
Autora: María Inés Falconi
Ilustraciones: Luz Carime Bersh
Publicado en 1995